Lisa es una perrita encantadora, una preciosa pointer que se divierte sobre todo cuando sale al campo a pasear con sus amigos humanos. Hace tres meses, repentinamente, empezó a cojear, pero su dueño no le dio la menor importancia: “Ya se le pasará”. Transcurría el tiempo y Lisa no mejoraba. Finalmente el veterinario descubrió que tenía una degeneración en las vértebras lumbares. Por Ellen Mitschke.
Antes de que el daño se vuelva irreversible y no quede más remedio que intervenir a Lisa en quirófano, un fisioterapeuta canino puede ser la solución que contribuya a detener la degeneración.
¿Desde cuándo esta disciplina la disfrutan también los perros? Los inicios de la fisioterapia para perros datan de los años 70 en EE.UU., momento en el que se empezó a mostrar un gran interés por el cuidado de los animales dedicados al trabajo o al deporte. Posteriormente se extiende por Europa, a los países más avanzados como Gran Bretaña y Holanda. Últimamente ha habido también un gran avance en este sentido en Alemania y en los países nórdicos.
¿Que tratamientos son más utilizados? Los tratamientos que se aplican son los mismos que se emplean para la fisioterapia en humanos: masajes y estiramientos, ejercicios manuales para reforzar los músculos o con dispositivos para el equilibrio, como el trampolín, etc.
Drenaje linfático, terapia manual para las articulaciones, estabilizaciones de extremidades afectadas, electroterapia como estimulación muscular o entrenamiento propioceptivo de la coordinación neuromuscular, campo magnético o láser.
Se obtienen también muy buenos resultados con la terapia acuática, con cinta de andar o con natación con chalecos especiales. Con estos tratamientos se logra una recuperación total de la función: de la articulación/extremidad afectada, de la resistencia corporal y del sistema neuromuscular. Además se puede trabajar en la relajación muscular para tratar inflamaciones y dolencias, o simplemente para aumentar o mantener la calidad de vida de nuestro perro si es anciano o está discapacitado.
En los perros dedicados al deporte o al trabajo se utilizan también técnicas como el “warm up and cool down” con la que se prevén lesiones, por ejemplo musculares, o se logra con mayor rapidez la recuperación y la vuelta a la actividad tras operaciones o accidentes.
En el caso de Lisa, se le aplicó toda una serie de tratamientos que iban desde el uso del trampolín, para mejorar su equilibrio, terapia manual y ultrasonidos. Se indicó a su dueño qué ejercicios debía practicar con ella para acelerar la recuperación.
Tras dos meses de tratamiento, Lisa ahora cojea solo cuando lleva una hora practicando ejercicio, pero el resto del tiempo disfruta corriendo y brincando. En un mes más habrá recuperado del todo los ligamentos y podrá otra vez ser la perrita de siempre.
Según mi experiencia, a los perros les gusta el tratamiento fisioterapéutico, y, de hecho, parecen agradecidos. Además, los resultados suelen ser buenos y rápidos. Quizá sea porque los perros no tienen prejuicios frente a lo extraño o lo nuevo.
Mediante la fisioterapia se tratan varias patologías caninas como:
• Defectos genéticos o debilidades especificas en ciertas razas, como la luxación de la rótula en perros pequeños (yorkshire terrier, chihuahua) y la displasia de la cadera en razas grandes, como el pastor alemán.
• Trastornos ortopédicos, como la osteoartrosis o osteoartritis.
• Espondilosis (degeneraciones de la vertebras).
• Patologías neurológicas como discopatías (hernias) y parálisis.
• Estenosis lumbosacral degenerativa (síndrome de cauda equina) o cervical (síndrome canino Wobbler).
• Resulta especialmente útil como apoyo al tratamiento posquirúrgico en el caso de operaciones, por ejemplo, de prótesis de cadera, fracturas, lesiones del ligamento cruzado de la rodilla, tendinitis en el hombre.
• Es muy beneficioso para contracturas musculares.
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