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Mi perro se hace pis en casa
por José Luis Arias, director de DogStar
Cuando hablamos de perros adoptados, nos referimos sobre todo a aquellos que han sido encontrados en la calle o provienen de una perrera. Aunque las circunstancias de cada caso son distintas, hay algunos problemas que nos encontramos repetidas veces y que son comunes a la mayoría de ellos.
Puesto que es difícil resumir toda la problemática del perro adoptado en un solo artículo, nos centraremos en los problemas con las conductas higiénicas. Por lo general, a los perros no les gusta ensuciar el lugar donde viven y en especial donde duermen. La mayoría de ellos aprende sin mayores problemas a hacer sus necesidades en la calle, tanto cachorros como perros adultos. Sin embargo, los perros adoptados suelen tener las primeras semanas algunas dificultades para identificar los lugares y horarios adecuados. Esto puede ocurrir por distintas razones:
Han vivido en una jaula durante mucho tiempo. Esto les obliga a orinar y defecar en el mismo lugar donde comen y descansan. Si han tenido suerte, la jaula era amplia o incluso tenía una zona apartada donde hacerlo; pero en muchas ocasiones no les ha sido posible. Esto hace que para ellos sea normal y habitual ensuciar la casa.
Elevados niveles de estrés. Un perro que proviene de una perrera ha vivido con unos altos niveles de estrés durante cierto tiempo y el ir a vivir a una casa, al principio no hace más que aumentar ese estrés. Un perro estresado bebe más y en consecuencia orina más, y además le resulta muy difícil controlar los esfínteres en momentos de gran excitación (juego intenso, llaman al timbre, etc).
Falta de rutinas. Un perro que ha vivido durante un tiempo en una jaula, probablemente no ha tenido unas rutinas adecuadas de paseos. Esto hace que los perros nunca sepan cuándo van a salir, y por tanto a tener la posibilidad de eliminar fuera.
Miedos en la calle. Algunos perros adoptados son muy miedosos, tal vez por una socialización inadecuada o por malas experiencias sufridas. Cuando un perro está muy asustado, se preocupa mucho más de lo que ocurre en su entorno que de eliminar. Ocurre con mucha frecuencia que por mucho que alarguemos los paseos, no es hasta llegar a casa cuando se relaja lo suficiente para relajar los esfínteres.
Sustrato inadecuado. Los perros eligen los sustratos que más les gustan para eliminar, especialmente los que usaron de cachorros. Es posible que a nuestro perro no le guste orinar sobre el asfalto o la tierra y prefiera el césped, o al revés.
Limpieza inadecuada. El olor a orina estimula en los perros la necesidad de orinar, por lo que una limpieza inadecuada o restos de olor en tejidos y suelos puede provocar que el perro interprete que “está permitido” orinar en ese lugar.
Problemas veterinarios. Es aconsejable hacer un chequeo completo del perro cuando llega a casa. Esto nos permite descartar infecciones y otras enfermedades que puedan provocar incontinencia. Por ejemplo, cierto número de hembras esterilizadas pueden presentar incontinencia en momentos puntuales de estrés.
Medicamentos. Algunos medicamentos pueden provocar polidipsia y poliuria.
Consejos:
Establece un horario de paseos y rutinas lo más estricto posible. Cuanto antes entienda que eso va a ocurrir todos los días, antes aprenderá a esperar. Investiga distintos sustratos para ver cual le gusta más a tu perro: cemento, hierba, tierra, etc. Algunos perros aprenderán a hacerlo en los que no son sus preferidos, pero otros pueden ser bastante obstinados en este aspecto. Lleva a tu perro a sitios donde eliminen otros perros. No alargues de manera innecesaria los paseos. Vuelve a casa y permanece en ella unos minutos con la correa puesta y después sal a la calle unos minutos más. En algunos casos, esto lo relajará lo suficiente. NUNCA regañes, corrijas o castigues a un perro por eliminar en un sitio inadecuado. Corregir a un perro cuando lo hace, sólo provoca que se esconda de nosotros. Limpia a conciencia el lugar donde ha orinado. Existen en el mercado productos específicos para eliminar olores. Si aun así no funciona, pon algún obstáculo que impida al perro llegar a ese lugar durante un tiempo. Limita las zonas de la casa a las que tiene acceso el perro cuando no estés pendiente. Si tiene toda la casa disponible, es posible que elimine donde no podamos verlo. No limites el acceso al agua, pero sí puedes controlar la comida. Los perros sienten mayor estimulación para orinar y defecar después de comer. Pregunta siempre al veterinario sobre los efectos secundarios de los medicamentos. Lleva un diario de eliminaciones. Esto nos permite percibir de una manera objetiva si el problema mejora o empeora. Registra cada día dónde elimina el perro, y si lo hace en casa. De esta manera, podemos además identificar patrones de conducta; por ejemplo, que el problema empeora los lunes o que ocurre siempre los miércoles por la tarde, y poder relacionarlo con las causas: los lunes el perro está más nervioso después de que el fin de semana los niños no han tenido colegio y han pasado más tiempo en casa o los miércoles por la tarde está más asustado porque hay partido de fútbol.