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Próxima parada Children for Animals, un proyecto mundial donde docentes y niños de todo el globo pondrán su granito de arena para hacer de este lugar un mundo mejor. Entrevistamos a César Bona fundador del Cuarto Hocico, proyecto donde los niños tienen la última palabra. Proclaman el amor, el respeto y la concienciación de la sociedad hacia los animales. 

El cuarto hocico, los pequeños héroes.

Myanimalmagazine. Nada más entrar en vuestra página elcuartohocico.blogspot.com hay un mensaje que nos encanta: "Tómate 30 segundos para cambiar las cosas". ¿Qué significa para El cuarto Hocico ese mensaje?

César Bona. Es una llamada de atención al ser humano. Vamos siempre corriendo de un lado a otro, con nuestras cosas en la cabeza, sin ser conscientes de que si nos fijamos un poquito en lo que tenemos alrededor, veríamos que cada uno de nosotros puede hacer algo por cambiar lo que nos parece mal.

My. ¿Cómo nace este proyecto?

C.B. El Cuarto Hocico nació un día en que los niños estaban en el recreo y la gente de un circo se acercó a la verja con folletos invitando a visitarles y con una serpiente en el cuello. Los niños estaban felices porque en un pueblo no suele haber muchos espectáculos, y así subieron a clase. Les dije: “Me encanta que estéis felices, pero investigad. Que os ayuden vuestros padres e investigad sobre los circos. Y mañana hablamos”. Al día siguiente, todos los niños coincidieron en algo: el circo con animales no es tan bueno como pensaban. Decidieron entonces escribir una carta al alcalde, pasar clase por clase para explicárselo a sus compañeros y pedir sus firmas. Se pidió audiencia con el alcalde y le explicaron sus descubrimientos. Así comenzó la protectora virtual de animales dirigida por niños.

My. El Cuarto hocico ¿Por qué ese nombre?

C.B. Los niños estaban en cuarto de primaria, así que decidieron inventarse un nombre que tuviera relación con ellos y también con los animales: de ahí Cuarto y Hocico.

My. En esta sociedad donde la concienciación al respeto de los animales todavía cuesta, ¿os sentís escuchados?

C.B. El respeto en general, ya no sólo a los animales, no encuentra mucho espacio en las aulas. Existe una preocupación excesiva por meter datos en la cabeza, que no deja hueco para cultivar aspectos tan básicos como la empatía o el compromiso social. Pero cuando unos niños se levantan de las sillas y deciden ponerse en acción, es algo tan extraordinario que muchas miradas se vuelven hacia ellos. Esa es la magia que tienen los niños cuando se ponen manos a la obra.

My. ¿De dónde os viene ese maravilloso amor por los animales?

El amor por los animales es algo inherente en todos los niños. Depende de la influencia que tienen los adultos sobre ellos que los niños pierdan ese amor o respeto y muchas veces se torne en indiferencia. También la escuela normaliza ciertas actitudes que son erróneas: por ejemplo, en Infantil se siguen leyendo cuentos en los que los animales trabajan felices en los circos, en inglés se siguen presentando todos los animales sonriendo dentro del zoo, y aún no he visto un párrafo que diga que maltratar o abandonar a un animal es un signo de crueldad que define al ser humano. Cuando esas cosas cambien, seguro que nuestras actitudes también cambian.

My. Llevasteis una carta a vuestro alcalde para pedirle que no entrase ningún circo a vuestro pueblo en el que se maltratara a animales, otra a Castilla y León en contra de la barbaridad de enseñar a los niños a cazar, apoyáis la decisión de la ONU de apartar a la infancia de la tauromaquia... ¿Vuestro siguiente objetivo?

C.B. Estuvimos tres años juntos, y ahora los cuartohociqueros están ya en el instituto. Pero ellos siguen contagiando a sus nuevos compañeros; el libro que tenemos de la experiencia está dando ideas a mucha gente y ahora hemos lanzado Children for Animals, un proyecto a nivel mundial que va a unir a docentes y niños de todo el globo para que hagan actividades comunes y formar un grupo como jamás se haya visto. Así, el día 21 de marzo haremos un taller en La Casa Encendida, en Madrid, y el 22 de marzo presentaremos el libro en Barcelona con la nieta de Jane Goodall. 

 

My. ¿Quejarse funciona?

C.B.  Dar alternativas para el cambio. Eso funciona. No basta con quejarse. Eso es fácil. Lo importante es saber mirar las cosas de manera positiva y pensar que el ser humano tiene capacidad de cambio y que puede rectificar si ve alternativas. Ahí entran también la creatividad y la asertividad.

My. ¿Os sentis héroes?

C.B. La palabra héroe ha sido muy importante para hacer entender que un gesto positivo, algo que haga feliz a otro ser, te convierte en alguien digno de admiración. Héroe, para nosotros, es un bombero que rescata a otra persona; heroína, para nosotros, es una panadera que regala una barra a alguien que no puede permitírselo, o todas esas personas que altruístamente se dedican a buscar una vida mejor a los animales que un desalmado ha abandonado. Esas personas han sido las que nos han guiado en nuestro comportamiento. Es cuestión de imitación y contagio.

My. ¿Qué mensaje lanzaríais al mundo?

C.B. Que los niños no son sólo los adultos del futuro, que son los habitantes del presente, y que tienen mucho que decir desde ya. Porque es necesario contar con su protagonismo, con su implicación para cambiar las cosas. Así que los niños y yo siempre hemos abogado por una participación activa de los niños en la sociedad. Además, nos gustaría que se hiciera un hueco en las escuelas para poder hablar de empatía, de respeto al medio y a los seres que lo componen…

My. ¿Cuál es el papel de César Bona en este proyecto?

C.B. Mi papel ha sido espolear la curiosidad innata de los niños, ayudarles a abrir puertas, a comunicarse. Enseñarles las herramientas de la comunicación para que sean capaces de expresar emociones y pensamientos, o de defender argumentos. Enseñarles a pensar, a ser críticos con lo que les rodea y a no conformarse con las injusticias.

My. ¿Guías o te guían?

C.B Podría decirse que hemos sido, como decía en el libro, compañeros de viaje. Yo he aprendido de ellos más que ellos de mí. Ha sido un equipo magnífico en el que cada uno se sentía protagonista.

My. Hace poco presentaste un libro, "El cuarto hocico", ¿qué se va a encontrar el lector entre sus páginas?

C.B. En el libro se recoge todo el proceso que tuvo lugar desde que llegué a Muel hasta que los niños dejaron la escuela: el viaje desde el recelo inicial de los padres y maestros, hasta las cartas de felicitación de unos padres emocionados y orgullosos de sus hijos; en el libro, que la mismísima Jane Goodall se brindó a prologar, aparecen también colaboraciones de personas relevantes de la cultura española. Pero dentro de sus páginas encontraréis, como si fuera un tesoro, las palabras de unos niños que descubrieron que gracias al respeto por los animales aprendieron a ser más respetuosos con todos los seres que tienen alrededor, y que se convirtieron en personas más maduras, autónomas y seguras de que cuando uno se esfuerza por conseguir lo que se propone, lo consigue.

My. Y para terminar, otra gran frase de vuestro blog "La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales (Mahatma Gandhi). ¿Qué puntuación dais en general al mundo?

C.B. En el mundo hay personas ejemplares, proyectos increíbles, y tenemos tiempo para mejorar las cosas. En España aún falta un paso adelante para quitarnos la venda de los ojos y dejar de confundir cultura o arte con maltrato. Así como no es admisible que se enseñe a cazar en las escuelas. Podríamos pensar que con esta perspectiva no hay mucha esperanza, y sin embargo estoy convencido de que un cambio a mejor es ya cuestión de tiempo.

My. Muchísimas gracias por vuestra atención y enhorabuena por los logros conseguidos. Myanimalmagazine está con vosotros.

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